Una smart city busca mejorar la calidad de vida de los ciudadanos desde la tecnología. Cuáles son los roles del sector público y las conexiones 5G.
Escribe: Gastón Oppel
Cuando se habla de ciudad inteligente, lo primero que viene a la mente son luces que se prenden y apagan solas, sensores, robots recolectores de basura, cámaras de vigilancia y una lista de innumerables avances que no son específicamente válidos para convertir a una población en una smart city.
Para entender qué es una ciudad inteligente, el Comité 178 de UNE (Asociación Española de Normalización) propuso la siguiente definición: “Ciudad inteligente es la visión holística de una ciudad que aplica Tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC) para la mejora de la calidad de vida y la accesibilidad de sus habitantes y asegura un desarrollo sostenible económico, social y ambiental en mejora permanente”.
En este sentido, la llegada de las conexiones 5G supondrá un empujón importante para el desarrollo de las ciudades inteligentes. La posibilidad de soportar velocidades más altas, transmisiones de datos mayores y más rendimiento, permitirá alcanzar un nivel altísimo de dispositivos interconectados, que recolecten información para ayudar a mejorar los procesos de las ciudades. Entonces, con la implementación de 5G y el Internet de las Cosas (IoT), las ciudades inteligentes pasarán de ser una idea a casi una norma.
Las smart cities se pueden clasificar en dos tipos: los proyectos de ciudades nuevas, y las que sufren procesos de transformación de ciudades. Los primeros buscan crear la ciudad inteligente por completo, construidas desde sus basamentos. La segunda categoría, apunta a proyectos en ciudades ya establecidas, donde se solucionan uno o varios problemas, interrelacionados o no, de acuerdo a las necesidades de su ciudadanía, pudiendo ser la resultante de políticas de planificación correctas.
¿Qué debe tener una smart city?
“Por medio de la utilización de las TIC, la gobernanza abierta y colaborativa, la exposición de los trabajos de gobierno y la participación ciudadana; las ciudades pueden comportarse de forma más eficiente, mejorando servicios como la salud, la educación, el transporte, la seguridad, la recolección de residuos y el uso eficiente de la energía, entre otras, mejorando la calidad de vida dentro de la creación de una ciudad sostenible, eficiente en utilización de recursos“, explicó Fabián Garófalo, fundador de Smart Cities/Ciudades+Inteligentes y miembro asesor de la Red de Ciudades Inteligentes de Argentina (RECIA).
Si bien la tecnología es indispensable en la construcción…
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