El cloud computing permite trabajar en temas de replicación y contingencia, ya sea en otros sitios geográficos de la misma nube, ya sea con otras nubes (híbridas) o con infraestructura “on-premise”.
Además de la conectividad, flexibilidad y ligereza que aporta el cloud computing, también representa un mecanismo de ahorro para las compañías.
(ITNOW)-. La nube o el cloud computing cumple seis décadas desde que el informático estadounidense Joseph Carl Robnett Licklider empezara a forjar este concepto. Hoy es una tecnología madura y de mayor relevancia en el manejo de la información y las operaciones digitales de toda empresa, sea cual sea su tamaño.
Las organizaciones han comprendido que las capacidades que ofrece la nube son indispensables para impulsar su innovación. Esta es una tecnología que permite que la inversión se transforme de CAPEX (“capital expenditure”; en español, gasto en capital) a OPEX (“operational expenditures”; en español, costo operacional). Mientras que el CAPEX implica una inversión como compra de un activo, el OPEX es la contratación del derecho de uso de esos activos como un servicio, y esto se traduce en ahorro para las organizaciones.
El arquitecto de soluciones de nube en CMA, Miguel Jiménez, explica que por una fracción del costo, las empresas pueden alojar sus sistemas y datos en sitios que cuentan con los requerimientos más exigentes de seguridad y continuidad de los negocios. Asimismo, el usuario empieza a disponer para su uso, de las últimas versiones de sistemas operativos y se desentiende de la obsolescencia tecnológica del hardware y software.
La nube funciona bajo el concepto de costos compartidos, esto significa que en vez de hacer fuertes inversiones en infraestructura on-premise, cada compañía puede contratar solo los recursos que en realidad ocupa y crecer o decrecer bajo demanda.
“La inversión mensual que hará una empresa en los servicios de nube, está directamente asociada a la productividad pues desaparece la existencia de recursos ociosos y sólo se paga por la capacidad de procesamiento que esté utilizando. A la vez, libera al personal de Tecnología de la Información (TI), de, la administración de equipos permitiéndoles encauzar sus esfuerzos en desarrollar la gestión tecnológica para apoyar y fortalecer la productividad del negocio”, detalló Jiménez.
Solución a la medida
El almacenamiento en la nube por sí solo no es una solución empresarial, sino que debe responder a una necesidad como sistemas productivos, procesamiento de datos, respaldos, conectividad, entre otros. Una vez que la empresa tenga claro cuál es su objetivo o necesidad con la nube, debe asesorarse bien para tener certeza de la solución integral que requiere.
En resumen, no se trata solo de considerar el tipo de almacenamiento a contratar, sino muchos elementos tecnológicos adicionales y contractuales, tales como: cláusulas de penalidades por recursos no planificados, costos por descarga de datos e integración en el resto de comunicaciones de la compañía, etc.
“El espacio a contratar siempre es un tema crítico a definir. Un sistema con procesadores y memoria al 100%, por lo general, no sufre una caída; pero si se llena el disco, sí puede ocurrir. Por eso, lo mejor es asesorarse bien para adquirir el espacio y proyectar el crecimiento de sus necesidades”, recomendó el especialista de CMA.
La nube debe garantizar un ambiente estable y redundante de acuerdo con el SLA (Service Level Agreement, siglas en inglés de nivel de servicio que un cliente espera de su proveedor) contratado, además de tener mecanismos para mantener sus equipos físicos protegidos y respaldados por contratos con los fabricantes.
Una vez convenido un servicio cloud computing, el éxito de migrar cualquier proyecto depende de haber realizado un estudio previo y entender claramente la interrelación entre los servidores antes de moverlos y tener claridad de cómo los usuarios consumen los servicios en ellos. Teniendo estas premisas claras se logrará un 90% de éxito al moverlos a la nube.
Nube 4.0
La empresas costarricenses CMA y CODISA cuentan con su propia Nube 4.0 soportada con la última tecnología de HPE para servicios de nube, con el objetivo de brindar servicios de TI según las necesidades específicas de cada empresa.
“Antes de cualquier cotización se realizan reuniones previas para entender las relaciones de los servidores y se realizan simulaciones sobre los actuales para dimensionar la capacidad real consumida y no la asignada. Esto es porque en los servicios de nube la idea es tener lo que necesitamos y no capacidad ociosa”, explicó Miguel Jiménez.
Asimismo, la Nube 4.0 no condiciona a sus clientes a contratos por periodos específicos, el usuario es libre de salir sin penalidades cuando lo considere. Otro diferenciador importante es que no existen costos por descarga de información. “Somos una nube con pies es la tierra, les ayudamos a dimensionar y migrar sus operaciones con total confiabilidad”, concluye Jiménez.
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