Conscientes de que la mayoría de las sustancias tóxicas y cancerígenas del tabaco se emiten cuando este se quema y, más específicamente, a través de su humo, Philip Morris optó por valerse de la ciencia y la tecnología para buscar una solución que ayudará a sus usuarios a tomar mejores decisiones, en beneficio de su salud.
Encontrarla tomó más de una década, un polifacético equipo de 430 científicos entre ellos físicos, químicos, ingenieros, médicos y psicólogos, entre otros, y una inversión de más de US$6 mil millones. ¿El objetivo?: Lograr el consumo del tabaco, sin que se que este queme.
Así nació IQOS, un producto que brinda la experiencia de fumar pero que, al no quemar el tabaco, sino calentarlo de manera electrónica, no produce los efectos nocivos del humo de segunda mano y reduce un 95% el daño provocado por el humo en el fumador.
Mientras este dispositivo posee una innovadora tecnología, se buscó mantener variables similares a las del cigarrillo tradicional, como la duración promedio de la fumada y el uso de elementos como el filtro blando para mantener una experiencia en los labios similar a la de un cigarrillo tradicional.
Andrea Costantini, médico asociada a la empresa Philip Morris, expresó que “existen muchos mitos en torno a este tipo de productos por quienes no reconocen el poder de la ciencia y la tecnología en torno a disminuir los efectos nocivos de fumar. Para lograr un futuro sin humo hace falta tener mejores regulaciones, en las cuales trabajen en conjunto la sociedad, gobiernos e industrias”.
Costantini afirmó que “en Philip Morris nos estamos transformando, estamos en un cambio profundo de ADN pues ya no queremos ser una empresa tabacalera, sino una empresa de ciencia, tecnología e innovación”.
Comments