Juan José López Torres @jjlopezt
Aunque parezca un cliché, la tecnología no es el fin último sino una herramienta que permite a las organizaciones asegurar la calidad de los servicios, eficientar su gestión y brindar a los usuarios lo que ellos esperan.
En ese sentido, una solución de videovigilancia no solo impacta en los costos de adquisición frente a la asignación de personal en territorio sino en la maximización de la eficiencia en la gestión municipal, la seguridad pública y el tráfico vehicular, entre otros aspectos.
Tecnologizar la seguridad va más allá de solo modernizarse, implica que el costo-beneficio se vea en la mejoría de condiciones para la vida en una ciudad inteligente.
“Si se decide llevar a cabo un proyecto, es importante no comparar precios. Si la justicia tiene imágenes de mala calidad, no puede aplicar las sanciones correspondientes. Por eso es que en (el municipio de) Vicente López tratamos de tener los mejores productos, porque el costo total de la propiedad no es solamente la compra de la cámara, sino el resto de los costos asociados a ella”, según Santiago Espeleta, secretario de seguridad del municipio bonaerense.
Las cámaras, los sensores y otras tecnologías aumentan la habitabilidad y mejoran la gestión de la ciudad en la reducción de los índices de delincuencia para la protección de sus habitantes. En ese sentido, Axis Communications postula que sus cámaras rentabilizan la inversión en seguridad y transforman las investigaciones en seguridad proactiva en tiempo real.
“Con las cámaras de Axis y su experiencia fruto de la colaboración con otros socios, que incluye el ámbito del reconocimiento facial e incluso la detección mediante drones, las autoridades de la ciudad pueden identificar automáticamente los incidentes y gestionar los acontecimientos desde el momento en que se producen”, según la marca.
Al tecnologizar la seguridad, se protege de manera más efectiva a los ciudadanos y las instalaciones de una ciudad, mejora su imagen, se disuade a los delincuentes y se reducen los gastos de reparación, pero sobre todo, se reduce el tiempo de las investigaciones criminales ya que los dispositivos de última generación producen imágenes de mayor calidad.
La edificación de una ciudad inteligente y segura es posible llevarla por etapas, tal como ocurrió con el municipio de Vicente López, que requirió de cinco años para crear un plan para el manejo inteligente del espacio urbano y cuenta con un sistema de videovigilancia digital que, entre otras cosas, monitorea las rutas escolares con cámaras de visión de 360 grados.
“Excedió nuestras expectativas porque comenzamos a tener cámaras de calidad, imágenes de calidad y buen rendimiento. No tuvimos fallas en las cámaras”, concluyó Martín Gasulla, subsecretario de seguridad del municipio.
Los equipos también permiten realizar grandes acercamientos sin perder la definición ni los detalles a larga distancia, y las instaladas en paradas de buses son resistentes a los cambios del tiempo, las condiciones de luz y, en especial, los actos vandálicos.
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