Muñecas con IA: ¿diversión digital o riesgo disfrazado?
- Malka Mekler
- 17 abr
- 2 Min. de lectura
Crear una “mini-yo” con IA parece inofensivo, pero expertos advierten sobre los costos ambientales y los vacíos éticos del proceso.

Las redes sociales se están llenando de versiones en miniatura de sus propios usuarios, gracias a la última tendencia de muñecas y figuras de acción generadas con inteligencia artificial (IA). La moda gana fuerza rápidamente. Desde influencers hasta marcas como Royal Mail o Mario Badescu, todos quieren su propio “mini-yo” empacado al estilo Barbie. Herramientas como ChatGPT o Copilot permiten convertir selfies y descripciones en imágenes personalizadas en segundos, según reportó la BBC.
El proceso es sencillo: basta con subir una foto y escribir un prompt que detalle desde el atuendo hasta el diseño de la caja. Pero, como ocurre con otras aplicaciones de IA generativa, las fallas no tardan en aparecer. Las representaciones no siempre se parecen al usuario y, en algunos casos, reproducen sesgos o inventan detalles.
Esta tendencia revela cómo la IA generativa se ha integrado al flujo cotidiano de internet. “Hace que sea más fácil y rápido para las personas crear contenido y sumarse a una tendencia”, explica Jasmine Enberg, analista principal de redes sociales en eMarketer. Sin embargo, esa misma facilidad también podría contribuir al agotamiento del usuario frente a este tipo de contenido pasajero.
Más allá del entretenimiento, también surgen preocupaciones. Una de ellas es el impacto energético de estas herramientas. Gina Neff, profesora en Queen Mary University London, advierte que plataformas como ChatGPT “consumen más electricidad en un año que 117 países”, haciendo enfasis en el consumo responsable de la misma.
El debate también alcanza al origen de los datos que entrenan estos modelos. Muchos se preguntan si se ha utilizado contenido con derechos de autor sin autorización ni compensación. “La Barbie de ChatGPT representa una triple amenaza para nuestra privacidad, nuestra cultura y nuestro planeta”, señala Neff. “Estas plataformas mezclan marcas y personajes sin asumir responsabilidad por el resultado”.
No cabe duda que esta tendencia provoca sonrisas y likes, pero también abren un debate urgente, ¿qué estamos sacrificando al seguir cada nueva tendencia digital sin preguntarnos cómo funciona ni cuál es su verdadero costo?




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