Casi tres cuartas partes de los jóvenes han utilizado herramientas de inteligencia artificial generativa, pero los padres aún desconocen el alcance de su uso.
La IA generativa, esa tecnología capaz de crear contenido escrito, imágenes o incluso videos, se ha convertido rápidamente en una herramienta clave para los adolescentes de entre 13 y 18 años. Según un reciente informe de Common Sense Media, el 74% de los jóvenes ha usado al menos una de estas herramientas, principalmente para ayudarse con sus tareas escolares. Sin embargo, el uso de esta tecnología también está revelando preocupantes desigualdades en su acceso y en las percepciones de los padres.
Aunque la IA generativa, como ChatGPT y otros asistentes virtuales, está ganando terreno en las rutinas de estudio de los adolescentes, el informe destaca que solo el 37% de los padres cree que sus hijos la usan. Esta brecha de conocimiento es aún más alarmante cuando se considera que un 49% de los padres no ha hablado con sus hijos sobre el uso de estas tecnologías. La desconexión entre lo que hacen los adolescentes y lo que perciben sus padres muestra cómo la IA ha avanzado a un ritmo que los adultos, en muchos casos, no logran seguir.
El informe también revela interesantes patrones de uso entre diferentes grupos étnicos. Los adolescentes negros y latinos, por ejemplo, tienden a utilizar la IA generativa para una mayor variedad de actividades en comparación con sus compañeros blancos. Sin embargo, este aumento en el uso no está exento de desafíos. Los estudiantes negros son más del doble de propensos que los adolescentes blancos o latinos a reportar que sus profesores han señalado injustamente que su trabajo fue generado por IA, cuando en realidad no lo fue. Esto sugiere que las herramientas de detección de contenido generado por IA, y cómo se utilizan en las aulas, podrían estar exacerbando las disparidades disciplinarias que ya enfrentan estos grupos históricamente marginados.
Por otro lado, los padres de adolescentes negros tienden a ver la IA generativa de manera más positiva, creyendo que puede ser una herramienta para mejorar el aprendizaje y reducir las desigualdades educativas. En contraste, los padres de adolescentes blancos expresan más preocupación por el potencial de la IA para facilitar el acceso a contenido sesgado o incitar a trampas en el ámbito escolar.
El informe también destaca la importancia de las conversaciones en el aula sobre IA. Los adolescentes que han discutido el tema en sus clases tienen una comprensión más matizada de los beneficios y riesgos que conlleva esta tecnología. Por ejemplo, el 84% de los estudiantes que han participado en debates sobre IA en la escuela cree que estas herramientas pueden ayudar a generar ideas para proyectos escolares, en comparación con solo el 65% de aquellos que no han tenido estas conversaciones.
Además, el 76% de los adolescentes que han hablado de IA en el aula reconocen que el uso de estas herramientas podría darles una ventaja en el mercado laboral futuro. Esto contrasta con el 56% de los adolescentes que no han discutido el tema en clase. Estos datos subrayan la importancia de educar a los jóvenes sobre el uso responsable y ético de la IA, ya que les permitirá aprovechar mejor las oportunidades que esta tecnología ofrece, mientras se mantienen alerta ante sus posibles riesgos.
El informe de Common Sense Media deja claro que la IA generativa ya forma parte de la vida cotidiana de los adolescentes. Sin embargo, la falta de diálogo tanto en el hogar como en el aula podría estar limitando el entendimiento completo de sus beneficios y desafíos. Mientras los adolescentes negros y latinos ven en la IA una oportunidad, también enfrentan discriminación en su uso escolar. Y mientras muchos estudiantes descubren el potencial de la IA para mejorar su futuro laboral, casi la mitad de los padres sigue sin estar al tanto del impacto de estas herramientas.
A medida que la IA continúa transformando la forma en que los adolescentes aprenden y se relacionan con el mundo, es crucial que tanto padres como educadores se sumen a la conversación. Solo así se podrá asegurar que la próxima generación utilice esta poderosa herramienta de manera equitativa, ética y responsable.
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