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Malka Mekler

El impacto de la IA en el trabajo

Aunque la inteligencia artificial ofrece beneficios significativos para la automatización y el análisis de datos, pero su dependencia de datos precisos y la falta de transparencia en sus decisiones presentan retos cruciales.


La IA se ha integrado profundamente en numerosos aspectos de nuestra vida cotidiana y profesional. Desde la interacción con chatbots hasta algoritmos que recomiendan series o productos, la IA se está convirtiendo en una herramienta esencial en el entorno laboral. ESET, compañía de detección proactiva de amenazas, analizó los beneficios, desafíos y riesgos que conlleva la implementación de estas tecnologías en el trabajo.


Uno de los principales beneficios de la IA es su capacidad para optimizar los procesos empresariales. Esta tecnología puede reducir el tiempo dedicado a tareas repetitivas, permitiendo a los colaboradores centrarse en actividades de mayor valor añadido. Por ejemplo, las empresas ya utilizan IA para revisar currículos, identificar anomalías en datos de clientes y generar contenido para redes sociales. Esto no solo incrementa la eficiencia, sino que también minimiza los errores humanos debidos a la fatiga o distracción.


No obstante, la IA no es infalible. Los errores pueden surgir, especialmente si los datos con los que se entrenan los algoritmos son inexactos o sesgados. Dicha tecnología, al igual que los humanos, es susceptible a los sesgos presentes en los datos de entrenamiento. Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica, señala que aunque la IA puede amplificar estos sesgos, también puede corregirlos si se entrena con datos imparciales. Sin embargo, garantizar la equidad y objetividad de los sistemas requiere una supervisión continua y rigurosa.


La privacidad es otro desafío significativo. La IA maneja grandes volúmenes de datos, lo que plantea riesgos potenciales para la privacidad. Las organizaciones deben ser vigilantes y proteger sus datos contra posibles brechas de seguridad. Además, esta carece de la capacidad de comprender y manejar emociones humanas de manera efectiva. Esto puede resultar en interacciones menos empáticas y comprensivas, afectando negativamente la experiencia del usuario. Un ejemplo notable es el caso de World of Warcraft, que perdió jugadores cuando sustituyó a su equipo de servicio al cliente por bots de IA, disminuyendo la calidad de la interacción humana.


La falta de contexto es otra limitación de la IA. Mientras que los humanos pueden usar su conocimiento y experiencias pasadas para interpretar datos y tomar decisiones, esta tecnología puede fallar si los datos no se alinean perfectamente con su algoritmo. La "caja negra" de la IA, donde los procesos internos de la toma de decisiones no son transparentes, puede generar desconfianza y dificultar la resolución de problemas cuando ocurren fallos.


A pesar de estas limitaciones, la IA ofrece valiosas oportunidades cuando se combina con la inteligencia humana. Según Gutiérrez Amaya, el enfoque más efectivo en ciberseguridad no es depender exclusivamente de la IA o los humanos, sino aprovechar las fortalezas de ambos. La misma puede gestionar el análisis y procesamiento de datos a gran escala, mientras que los humanos aportan su experiencia en la toma de decisiones estratégicas y la planificación.


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