Google evitó su división, pero ya no tendrá acuerdos exclusivos
- Malka Mekler
- 4 sept
- 2 Min. de lectura
La compañía enfrentará un régimen de control técnico durante seis años, en un precedente que impacta sus futuros juicios antimonopolio.

Google logró evitar la fragmentación de su negocio de búsquedas, pero deberá modificar de manera sustancial cómo opera en el mercado digital. El juez federal Amit P. Mehta ordenó que la compañía ya no podrá mantener acuerdos exclusivos que condicionen la distribución de sus productos, incluyendo Search, Chrome, Google Assistant o Gemini, ni atar ingresos a la presencia de ciertas aplicaciones.
El fallo preliminar introduce un cambio clave: Google tendrá que compartir parte de sus datos de búsquedas e interacciones de usuario con competidores calificados, con el objetivo de impedir que su dominio excluya a rivales. También estará obligada a ofrecer servicios de sindicación de búsquedas y de anuncios bajo tarifas estándar, de modo que otras plataformas puedan construir tecnología propia sin quedar relegadas frente al buscador líder, que mantiene cerca del 90% de la cuota global en el mercado tradicional de búsquedas.
Durante el juicio, el juez Mehta destacó que la práctica de pagar miles de millones de dólares a fabricantes y desarrolladores para establecer Google como motor de búsqueda predeterminado bloqueaba a la competencia. En 2021, la empresa destinó más de US$26.000 millones a asegurar estas ubicaciones por defecto, de los cuales alrededor de US$18.000 millones fueron solo a Apple. La situación, dijo el juez, convirtió a esos accesos predeterminados en “un bien raíz extremadamente valioso” que limitó a rivales, según informó Techcrunch.
La orden del tribunal no llega tan lejos como lo solicitaba el Departamento de Justicia de Estados Unidos, que pretendía obligar a Google a desprenderse de activos como el navegador Chrome o incluso Android. Tampoco incluye la entrega de código fuente o algoritmos de ranking, como pedían los fiscales, ya que eso, según el CEO Sundar Pichai, equivaldría a una “desintegración de facto” de la tecnología de Google Search.
En su lugar, la medida se aproxima más a lo establecido en la Digital Markets Act europea, aunque con un alcance más limitado y una vigencia de seis años. “Esto ha inspirado un gran debate sobre si Europa con la Ley de Mercados Digitales tiene la fórmula correcta”, señaló William Kovacic, profesor de derecho de competencia en la Universidad George Washington y excomisionado de la FTC.
El caso no solo redefine la manera en que Google deberá interactuar con sus competidores en búsquedas, sino que también marca un precedente de cara a otros procesos antimonopolio pendientes, incluidos los relacionados con su negocio de publicidad digital. Aunque la sentencia final aún no se emite, el escenario plantea que la compañía deberá convivir con reglas técnicas mucho más estrictas sobre cómo comparte y utiliza sus datos.




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