Intangible: la apuesta de exempleados de Pixar, Apple y Google por revolucionar la creación de videos con IA

Un grupo de veteranos de Pixar, Apple, Google y Unity lanzó una plataforma que busca dar a los creativos un control total sobre escenas, cámaras y personajes mediante un entorno 3D interactivo, superando las limitaciones de los prompts de texto.

Crear un video con inteligencia artificial hoy se parece demasiado a lanzar un dado: aunque los resultados son cada vez más realistas, rara vez logran plasmar con exactitud la visión que existe en la mente del creador. Allí es donde entra Intangible, un nuevo software concebido por ex empleados de Pixar, Apple, Google y Unity que quiere cambiar las reglas del juego, añadiendo un ingrediente clave que muchos modelos actuales no tienen: inteligencia espacial.

A diferencia de las soluciones tradicionales basadas exclusivamente en prompts, Intangible ofrece una interfaz en 3D donde los usuarios pueden construir escenas desde cero: colocar edificios, personajes o animales, controlar ángulos de cámara y ajustar iluminación, con una biblioteca de más de 5.000 objetos listos para usar. Esta estructura permite definir relaciones espaciales de forma precisa —algo que el lenguaje natural no logra— y promete una mayor coherencia entre los cuadros del video. Según Bharat Vasan, CEO de Intangible, “al darle a la IA un modelo espacial interactivo desde el inicio, logramos una precisión que los prompts de texto por sí solos no pueden alcanzar”.

Aunque la herramienta aún está en una fase temprana y sus resultados distan de ser perfectos —los escenarios pueden deformarse y los personajes lucir atuendos improbables—, sus creadores son optimistas: prevén que en tres años plataformas como Intangible cubrirán toda la preproducción y parte de la producción digital en cine, publicidad y videojuegos. Más allá de los fallos actuales, Intangible abre la puerta a una nueva generación de narradores visuales, que ya no tendrán que ser expertos en IA ni en complejos softwares 3D para materializar sus ideas. El desafío ahora es afinar la experiencia y demostrar que, con inteligencia espacial, la imaginación puede traducirse en imágenes sin perderse en la interpretación de un algoritmo.

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