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Los siete hábitos para ser un programador de élite

Las prácticas de los ingenieros de software destacados van más allá del código y su enfoque en la estética, la comunicación y la colaboración los impulsa hacia el éxito.

La tecnología avanza a pasos agigantados, y en este vertiginoso mundo de la programación y la ingeniería de software, algunos profesionales se destacan por encima del resto. Ya sea que trabajen en gigantes tecnológicos como Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google o en startups emergentes, estos ingenieros de élite comparten una serie de hábitos que los hacen sobresalir en su campo.


A partir de su experiencia trabajando con destacados colegas, al programador Leonardo Creed, a cargo de blog The Engineer´s Codex, le llamó la atención que todos comparten ciertas prácticas que influyen en la calidad de su código y en su éxito general. A partir de eso, elaboró un listado de siete hábitos para ser un profesional de élite en el ámbito de la codificación.


1. Usar estándares consistentes


Mantener un estilo de codificación uniforme facilita la lectura y comprensión del código, tanto para usted como para su equipo. Empresas como Meta y Google han adoptado y compartido sus propios guías de estilo de codificación, lo que les permite mantener un código base escalable y manejable incluso cuando se desarrollan grandes proyectos. Establecer un linter de formato para su equipo puede requerir tiempo, pero definitivamente vale la pena.


2. Escribir código estético y simple


Los ingenieros de élite no solo producen código funcional, sino que también se esfuerzan por hacerlo estéticamente agradable. Su código es limpio, organizado y lógico, lo que facilita su comprensión. Además, se toman el tiempo para elegir nombres descriptivos y significativos para variables y funciones, evitando abreviaturas confusas y valores mágicos. Esto contribuye a que su código sea más claro y legible.


3. Evitar sorpresas en el código


El buen código es predecible y sigue principios sólidos, como los principios SOLID. Estos principios, originalmente diseñados para la programación orientada a objetos, son aplicables a la programación en general y promueven la creación de código mantenible y predecible. Además, la creación de pruebas adecuadas garantiza la claridad y predictibilidad del código, lo que brinda confianza a los equipos para realizar cambios sin temor a romper algo inesperado.



4. Comunicación constante


Ningún gran sistema se construye solo. Los mejores ingenieros buscan la retroalimentación y participan en revisiones de diseño. La colaboración y la comunicación son esenciales para identificar áreas de mejora y encontrar soluciones más efectivas. Incluso tareas simples, como solicitar una revisión de código o agregar revisores adicionales a una solicitud de extracción, pueden marcar la diferencia en la calidad del trabajo final.


5. Desapegarse del código


Los ingenieros excepcionales no se apegan emocionalmente a su código. Están dispuestos a eliminar y empezar de nuevo si eso conduce a un resultado final mejorado. Comprenden que el código no es personal y aceptan las críticas constructivas con tranquilidad. Entienden que, con el tiempo, gran parte del código se convertirá en deuda técnica, quedará obsoleto o se reescribirá.


6. Codificar rápido... y lento


Aunque parezca paradójico, los mejores ingenieros completan proyectos rápidamente al tomarse el tiempo necesario para seguir estándares, realizar pruebas adecuadas, aplicar principios sólidos y comunicarse eficazmente. Esto les permite evitar problemas graves más adelante y avanzar de manera constante hacia el éxito.


7. Codificar para humanos, no solo para computadoras


El código no solo es entendido por las máquinas, también lo leen y mantienen otros ingenieros, así como lo utilizan los usuarios. Los ingenieros de élite evalúan el valor de su código para todas estas audiencias y no permiten que el código que no cumple con las expectativas llegue a producción.


Los hábitos de los ingenieros de élite van más allá de simplemente escribir código. Se trata de mantener estándares consistentes, buscar la simplicidad, asegurarse de que el código sea predecible, comunicarse eficazmente, ser flexible y siempre tener en mente a las audiencias humanas. La programación es un arte y una ciencia, y los mejores ingenieros son artistas y científicos a partes iguales.


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