Meta intentó comprar la startup de IA de US$32.000 millones de Ilya Sutskever, pero ahora va por su CEO
- Redacción IT NOW
- 23 jun
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Mark Zuckerberg no logró comprar Safe Superintelligence, la startup fundada por el ex OpenAI, pero eso no detuvo su ofensiva. La firma acaba de contratar a dos de sus figuras clave como parte de una jugada que ilustra la escalada de la guerra por el talento en inteligencia artificial.

Meta está decidida a no quedarse atrás en la carrera global por la inteligencia artificial. Luego de intentar sin éxito comprar la startup Safe Superintelligence —valuada recientemente en 32 mil millones de dólares y cofundada por el ex científico jefe de OpenAI, Ilya Sutskever—, Mark Zuckerberg optó por otro camino: fichar directamente a dos de sus figuras más influyentes, según publicó CNBC.
Daniel Gross, CEO de la firma, y Nat Friedman, exCEO de GitHub y socio en la firma de capital de riesgo NFDG, ahora se suman al equipo de Meta bajo la supervisión de Alexandr Wang, el fundador de Scale AI, recientemente incorporado tras una inversión de 14.300 millones de dólares.
La maniobra de Zuckerberg es una muestra más de cómo la batalla por liderar el desarrollo de modelos de lenguaje avanzados y alcanzar la tan ansiada inteligencia artificial general (AGI) ya no solo se juega en laboratorios y benchmarks, sino en los despachos de reclutamiento. Según fuentes cercanas al proceso, tras el rechazo de Sutskever a vender Safe Superintelligence o sumarse personalmente a Meta, la empresa giró su estrategia para negociar directamente con Gross, que a su vez lleva las riendas de NFDG junto a Friedman. Como parte del acuerdo, Meta también adquiere participación en esa firma de inversión, que ha respaldado a nombres como Coinbase, Figma, CoreWeave y Character.ai.
Zuckerberg está dispuesto a gastar lo que haga falta. Según declaraciones recientes de Sam Altman, CEO de OpenAI, Meta ha ofrecido hasta 100 millones de dólares como bono de firma a ingenieros de su empresa, con paquetes salariales aún más elevados. Aunque Altman afirma que sus “mejores talentos no han aceptado”, el dato confirma la magnitud del enfrentamiento. Mientras tanto, Meta ya comprometió casi 15.000 millones de dólares solo en la operación con Scale AI, que le permitió quedarse con el 49% de la compañía y reforzar su músculo técnico con algunos de los ingenieros más codiciados del sector.
Lo que está en juego es nada menos que el control del futuro de la inteligencia artificial. En paralelo a Meta, gigantes como Google, Microsoft y OpenAI se disputan talento, ideas y propiedad intelectual en un mercado donde los fundadores de startups pueden volver a sus casas matrices en acuerdos multimillonarios. Así ocurrió con los creadores de Character.ai, que regresaron a Google, y con el cofundador de DeepMind, Mustafa Suleyman, quien ahora lidera una nueva división de IA en Microsoft tras una operación de 650 millones de dólares.
Con la llegada de Gross y Friedman, Meta incorpora no solo conocimiento técnico y liderazgo, sino conexiones estratégicas clave. Gross, por ejemplo, fue parte de Apple tras la adquisición de su buscador Cue y participó del desarrollo de Siri y otras tecnologías de aprendizaje automático. Friedman, por su parte, llevó a GitHub a nuevas alturas tras la compra por parte de Microsoft, y juntos han sido inversores activos en algunas de las startups más prometedoras del ecosistema de IA.
La movida de Meta no solo refuerza su ambición de construir capacidades de superinteligencia artificial dentro de casa, sino que también confirma una tendencia que marca esta etapa de la industria: el verdadero valor ya no está solo en la tecnología, sino en quienes la crean. Y Zuckerberg parece decidido a tenerlos a todos bajo su techo.




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