¿Qué le falta a República Dominicana para liderar en la cuarta revolución industrial?
- Carlos Guisarre
- 9 may
- 3 Min. de lectura
El país ante el desafío de la conectividad: obstáculos y claves para liderar la cuarta revolución industrial.

La República Dominicana se encuentra en un momento decisivo para dar el salto tecnológico que exige la cuarta revolución industrial (4RI), marcada por la inteligencia artificial, el internet de las cosas (IoT), el big data, la automatización avanzada y las redes 5G. Sin embargo, el país enfrenta obstáculos estructurales que frenan su avance hacia una conectividad robusta y generalizada, condición indispensable para aprovechar los beneficios de estos desarrollos.
Los principales obstáculos
1. Infraestructura deficiente y desigual
Aunque se han hecho avances, persiste una brecha significativa entre zonas urbanas y rurales en términos de acceso a redes de banda ancha de alta velocidad. Las zonas rurales carecen de la infraestructura de fibra óptica y torres de telecomunicaciones necesarias, lo que limita tanto a hogares como a empresas fuera de las principales ciudades.
2. Altos costos y baja asequibilidad
El costo de los servicios de internet y datos móviles sigue siendo elevado en comparación con los ingresos promedio. Esto restringe el acceso masivo, especialmente entre las poblaciones más vulnerables, reduciendo las oportunidades de digitalización inclusiva.
Marco regulatorio insuficiente
Aunque el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel) ha fortalecido su rol regulador, persisten desafíos relacionados con la burocracia, los incentivos limitados para nuevas inversiones y la falta de políticas agresivas para estimular la competencia y garantizar calidad de servicio.
4. Déficit de talento digital
La cuarta revolución industrial requiere una fuerza laboral capacitada en habilidades digitales, pero el país enfrenta un rezago en la formación de talento especializado en áreas como inteligencia artificial, ciberseguridad, análisis de datos y programación avanzada.
5. Falta de integración público-privada
Los esfuerzos están fragmentados entre el gobierno, las empresas y la academia. No existe todavía un ecosistema tecnológico plenamente articulado que integre esfuerzos de innovación, financiamiento y políticas públicas alineadas a largo plazo.
¿Qué hace falta para que República Dominicana lidere en la región?
1. Inversión masiva en infraestructura digital
Es necesario desplegar redes de fibra óptica a nivel nacional, impulsar el despliegue del 5G y garantizar la cobertura en zonas rurales. Esto requiere atraer inversión privada y articularla con financiamiento público bajo modelos como alianzas público-privadas (APP).
2. Políticas de acceso asequible
Reducir los costos de conectividad mediante subsidios inteligentes, programas de internet comunitario y mayor competencia en el mercado ayudará a democratizar el acceso y garantizar que todos los sectores de la población puedan conectarse.
3. Educación y formación para la economía digital
Reforzar los programas educativos en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), junto a alianzas con empresas tecnológicas para capacitar talento local, será clave para disponer de los recursos humanos necesarios para innovar.
4. Marco regulatorio pro-innovación
Reformar las regulaciones para reducir las barreras de entrada a nuevos actores, promover la competencia leal y establecer reglas claras para tecnologías emergentes como blockchain, fintechs, IA y servicios digitales avanzados.
5. Construcción de ecosistemas de innovación
Articular hubs tecnológicos, parques de innovación y clústeres sectoriales donde confluyan startups, universidades, inversionistas y gobierno permitirá dinamizar la creación de productos y servicios alineados con la 4RI.
Si República Dominicana quiere posicionarse como líder regional en la cuarta revolución industrial, no basta solo con conectarse: debe conectar a todos, con calidad, velocidad y propósito. Solo una visión estratégica y multisectorial permitirá superar los obstáculos actuales y transformar al país en un polo tecnológico competitivo en América Latina y el Caribe.
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