xAI de Elon Musk quema US$1.000 millones al mes en su carrera por la IA
- Redacción IT NOW
- 19 jun
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Con gastos mensuales que superan el billón de dólares y un modelo de negocio aún en construcción, la compañía recurre a una agresiva estrategia de financiamiento para mantenerse a flote y alcanzar su visión de una IA que compita con el intelecto humano.

Una startup con aspiraciones planetarias y un gasto astronómico. xAI, la más reciente apuesta de Elon Musk en el universo de la tecnología, está gastando más de US$1.000 millones por mes en su intento de desarrollar modelos de inteligencia artificial de última generación, según información publicada por Bloomberg. Esta cifra la coloca en el podio de las startups más costosas de la historia reciente y refleja el brutal ritmo de inversión necesario para competir en el incipiente pero ya hipercapitalizado sector de la IA.
La estrategia de Musk implica un enfoque de “todo o nada”, que ya ha probado en empresas como Tesla o SpaceX. Pero incluso para sus propios estándares, las pérdidas proyectadas de xAI —unos US$13.000 millones en 2025— resultan colosales. Para cubrir esta demanda financiera, la empresa ha iniciado una ronda de financiamiento mixta de deuda y capital por US$9.300 millones, y ya tiene planes de usar más de la mitad de esa cifra en los próximos tres meses. En paralelo, busca completar una nueva emisión de US$4.300 millones en equity y proyecta levantar otros US$6.400 millones en 2026.
Mientras otros monetizan, xAI gasta. El gran problema de xAI no son sus ambiciones, sino la brecha entre sus aspiraciones y sus ingresos. Mientras OpenAI proyecta US$12.700 millones en ingresos este año, xAI apenas espera alcanzar los US$500 millones, con la expectativa de superar los US$2.000 millones en 2026. La diferencia se explica por múltiples factores: su principal producto, el chatbot Grok, aún no logra generar adopción masiva, y sus capacidades técnicas aún están por debajo de sus competidores más consolidados. Sin embargo, Musk apuesta a que el control directo sobre infraestructura y datos —gracias a su red social X— le dará una ventaja estratégica en el mediano plazo.
Para alimentar a Grok y sus sucesores, xAI está construyendo sus propios centros de datos y adquiriendo directamente los codiciados chips de IA, a diferencia de otras compañías que prefieren alquilar capacidad. Este modelo intensivo en capital podría ofrecer beneficios a futuro, pero a corto plazo lo único que hace es profundizar el drenaje financiero. Según cálculos del Carlyle Group, la industria requerirá una inversión superior a los US$1,8 billones en infraestructura de aquí a 2030.
El factor Musk: fe, fortuna y fuego. Lo que mantiene viva a xAI es la figura de su fundador. Elon Musk no solo es el hombre más rico del planeta, sino también un imán para inversionistas que apuestan a lo que él llama “el largo plazo”. Su historial demuestra que está dispuesto a perder miles de millones antes de ver resultados: Tesla tardó años en ser rentable y SpaceX tuvo que soportar pérdidas sostenidas antes de lanzar cohetes al espacio. Por eso, la promesa de rentabilidad en 2027 (antes incluso que OpenAI, que proyecta cashflow positivo en 2029) resulta creíble para muchos.
El valor estimado de xAI ya asciende a US$80.000 millones, un salto desde los US$51.000 millones a fines de 2024. Entre los inversores figuran gigantes como Andreessen Horowitz, Sequoia Capital y VY Capital. Pero no todo es viento a favor: algunos fondos habrían mostrado reservas ante las condiciones de la deuda, lo que llevó a la empresa a reformular los términos para hacerlos más atractivos. Con Morgan Stanley como asesor en la colocación de deuda, xAI también espera un reembolso de US$650 millones de parte de uno de sus proveedores de chips, un alivio que podría darle algo más de oxígeno mientras corre contra el reloj financiero.




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