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América Latina, tierra de unicornios

La cantidad de startups con un valor de mercado de al menos US$1.000 millones en la región pasó de nueve a 37 en apenas tres años. A pesar de la caída del financiamiento, más del 90% de las emergentes latinas siguen creciendo a un ritmo de 47%, en 2022. ¿Qué explica este fenómeno?

Las tecnológicas unicornio, aquellas startups con un valor de mercado de al menos mil millones de dólares, han experimentado un rápido crecimiento en América Latina. Según un estudio realizado por McKinsey & Co. sobre empresas en la región, el número de unicornios pasó de solo nueve en 2018 a 34 en 2021.


Este aumento significativo se atribuye a la disponibilidad cada vez mayor de fondos de inversión en la región. No solo se trata de capital extranjero, sino también de financiamiento local. En 2021, se registró un crecimiento de 18 mil millones de dólares en fondos de capital de riesgo en América Latina, seis veces más que en 2018.


Además, el tiempo necesario para que las startups alcancen el estatus de unicornio se ha reducido considerablemente. Mientras que en 2019 se estimaba que tomaría cinco años, ahora se ha reducido a un año. Asimismo, el tiempo requerido para alcanzar el millón de usuarios se ha reducido de 40 meses a solo seis.


De acuerdo al estudio de McKinsey, aunque se ha observado una disminución en la inversión de capital de riesgo en América Latina, de aproximadamente el 50% entre 2021 y 2022, los niveles siguen siendo mucho más altos que los anteriores a la pandemia. De hecho, hay una diferencia del 63% en comparación con 2020 y 2022. Esto se debe a que los ciclos de financiamiento se vuelven más recurrentes y los fondos de capital de riesgo tardan más tiempo en cerrar acuerdos con las empresas emergentes como estrategia para proteger su inversión.



A pesar de que se espera una reducción de 2.000 millones de dólares en la financiación de startups para este año, el panorama no es desalentador. Las fuentes de financiamiento se están diversificando y los inversionistas locales de capital de riesgo están volviéndose más maduros y experimentados, lo cual es una respuesta al rápido crecimiento de estas empresas emergentes. Según Santiago Carbonell, socio y líder de la práctica de Fuel para América Latina en McKinsey, se prevé una oportunidad para aumentar la presencia de inversionistas corporativos de capital de riesgo, siempre y cuando puedan adaptar sus operaciones a las necesidades del mercado.


En cuanto a los inversores "ángeles", aunque el volumen de aportes en la región sigue siendo bajo, se ha pasado de 1 millón de dólares en 2020 a 14 millones en 2022. Además, durante el primer cuatrimestre de 2023, ya se han cerrado 73 acuerdos de fusiones y adquisiciones, siendo las fintechs el sector emergente más importante, seguido por el retailtech.


A pesar de la disminución en las rondas de financiamiento, más del 90% de las startups latinoamericanas han seguido creciendo año tras año, a un ritmo del 47% en 2022. La principal razón de este crecimiento es la adquisición de nuevos clientes (53%), lograda a través de un posicionamiento orgánico (71%) generado por la optimización de motores de búsqueda, y el enfoque en generar ingresos y referencias a partir del producto, entre otros factores. Aquellas empresas emergentes que invierten en el lanzamiento de nuevos productos también experimentan niveles de crecimiento más altos. Por ejemplo, en 2022, más del 90% de las empresas que invirtieron en nuevos productos reportaron un incremento del 63%.



El desafío actual para las startups radica en encontrar el equilibrio entre crecimiento y rentabilidad. Por lo general, a estas empresas les lleva menos de un año alcanzar el punto de monetización, pero lograr un equilibrio rentable puede llevar mucho más tiempo. Según el estudio de McKinsey, el 83% de las startups fundadas en los últimos dos años aún no han alcanzado el punto de equilibrio, lo que significa que pueden estar generando ingresos pero aún no son completamente rentables. Para lograr la rentabilidad, se sugiere la implementación de software y licencias que permitan ser más eficientes y reducir costos.


Otro hallazgo del estudio de McKinsey son los cambios en la mentalidad de las nuevas generaciones. Se descubrió que el 87% de los nuevos graduados en carreras tecnológicas les gustaría trabajar en una startup, el 83% quiere fundar una startup y el 19% ya tiene un negocio propio. Sin embargo, uno de los principales desafíos para las empresas emergentes es contratar y retener talento en tecnología. Un cuarto de los empleados de startups planea dejar su trabajo en los próximos 3 a 6 meses, principalmente motivados por un mejor salario y la flexibilidad del trabajo remoto, un aspecto muy valorado por las personas y que se ha convertido en un factor decisivo al elegir o quedarse en una empresa.


Según Carbonell, el estudio demuestra que el ecosistema de emprendimiento tecnológico en América Latina está madurando rápidamente, lo que se traduce en nuevas oportunidades de empleo y mejores herramientas para satisfacer las nuevas demandas de los consumidores y la industria en general.


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