CRISPR navega por el Caribe
- Carlos Guisarre
- 14 mar
- 2 Min. de lectura
El popular método de edición genética se abre paso en la región insular, con diversos países que apuestan por su uso para combatir enfermedades y aumentar la productividad agropecuaria.

La revolución genética que implica el método CRISPR está marcando un punto de inflexión significativo en el Caribe insular, donde científicos locales impulsan investigaciones innovadoras para enfrentar desafíos propios de la región. Desde la resistencia de cultivos agrícolas hasta la prevención de enfermedades transmitidas por mosquitos, los avances en la edición genética comienzan a transformar las expectativas de desarrollo sostenible y salud pública en países como Cuba, República Dominicana, Jamaica y Puerto Rico.
En Cuba, instituciones como el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) están utilizando CRISPR para generar variedades agrícolas resistentes a plagas y enfermedades, incrementando la productividad y la sostenibilidad de cultivos como la caña de azúcar y el tabaco, fundamentales para la economía local. Investigadores cubanos también han explorado la edición genética en vectores transmisores de enfermedades tropicales, buscando limitar la propagación del dengue y el Zika, dos problemas recurrentes en la isla.
Puerto Rico, por su parte, ha emergido como un centro clave para la aplicación práctica y comercial de CRISPR. Equipos de científicos han enfocado esfuerzos en el ámbito médico, trabajando en terapias génicas experimentales para condiciones genéticas como la anemia falciforme y ciertos tipos de cáncer, aprovechando la avanzada infraestructura científica del territorio y sus estrechos vínculos con instituciones estadounidenses.
En Jamaica, la tecnología CRISPR ha encontrado aplicaciones importantes en la protección de la biodiversidad. Científicos de la Universidad de las Indias Occidentales están utilizando esta herramienta para proteger especies vegetales nativas amenazadas por cambios climáticos y enfermedades invasoras. Además, la edición genética se está aplicando experimentalmente para mejorar la resistencia del cannabis medicinal, sector emergente en la economía jamaiquina, posicionando a la isla como pionera en la investigación biotecnológica agrícola regional.
República Dominicana ha iniciado esfuerzos colaborativos internacionales para emplear CRISPR en el control biológico de plagas agrícolas y enfermedades tropicales similares a las abordadas por Cuba. Proyectos conjuntos con universidades de Estados Unidos y Europa se están enfocando especialmente en reducir la población de mosquitos portadores del dengue mediante modificaciones genéticas que limiten su capacidad reproductiva.
Estos esfuerzos en conjunto reflejan una creciente conciencia en el Caribe insular sobre el poder transformador de CRISPR y sus aplicaciones prácticas. Sin embargo, la región enfrenta aún desafíos significativos, incluyendo la necesidad de mayor inversión en infraestructura científica, capacitación del personal investigador local y marcos regulatorios claros que garanticen la ética y seguridad del uso de esta poderosa tecnología.
A medida que estos países insulares avanzan con sus proyectos, el Caribe podría convertirse en un modelo regional de innovación biotecnológica, demostrando cómo CRISPR puede ser aplicado de manera efectiva para enfrentar desafíos específicos de las naciones insulares.
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