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¿Cuándo terminará la escasez mundial de chips?

Los retrasos de entrega se triplicaron en los últimos dos años. Aún con las recientes inversiones y los signos de mejora, la recuperación será desigual y dependerá de factores fuera de control.


El título es la pregunta del millón para miles de industrias que han experimentado varios dolores de cabeza a partir de la prolongada escasez mundial de semiconductores. La respuesta rápida es dolorosa: la crisis de los chips no tiene una fecha de finalización en particular.


Según un informe de Bain & Company, mientras algunas empresas empezaron a experimentar una mejoría este año, otras tendrán que esperar hasta 2024 o más para comenzar a recobrarse. Pero incluso con las recientes inversiones y los signos de mejora, se espera que ese período de recuperación sea desigual y dependa de diversas circunstancias que están fuera del control de los directivos, como la actividad económica general, las tensiones geopolíticas y el faltante de equipos de fabricación para chips de última generación.


Cada tipo de chip tiene su propia línea de tiempo para la resolución. Algunos modelos (y las industrias que dependen de ellos) se han visto más afectados y en diferentes momentos. Después de dispararse en 2021, los plazos de entrega se aplanaron en niveles elevados en los últimos meses: el tiempo promedio de espera pasó de diez semanas en septiembre de 2020 a 7 meses en junio de este año.



De acuerdo al análisis de Bain & Company, tres factores "comodín" determinarán cómo se desarrolla la escasez.

  • Retroceso de la demanda. Desafortunadamente, la ruta más rápida hacia el alivio es suavizar la demanda. Inconcebible durante los últimos dos años y medio, ahora parece una clara posibilidad, dadas las perspectivas económicas. Ya hay informes de empresas de tecnología que suspenden temporalmente los pedidos de nuevos componentes y piden a los proveedores que retrasen o reduzcan los envíos en medio de preocupaciones por la inflación y el aumento de los inventarios.

  • Escasez de equipos de litografía ultravioleta extrema (EUV). Estas máquinas cuestan unos US$ 150 millones cada una y son necesarias para construir plantas de fabricación de vanguardia. Pero solo hay un proveedor: ASML. Es probable que este cuello de botella crezca durante los próximos tres años, lo que podría restringir la capacidad y limitar las aperturas de nuevas plantas en un momento en que los fabricantes de semiconductores planean gastar más de $150.000 millones en nuevas instalaciones de producción de vanguardia.

  • Fricciones geopolíticas. La cadena de suministro de semiconductores se ha convertido en un importante activo estratégico en las maniobras geopolíticas, y no solo en China y Occidente. Este año, Rusia limitó las exportaciones de gases nobles, incluido el neón, un ingrediente crucial en la fabricación de chips. Eso siguió a la restricción de Japón de 2019 de las exportaciones a Corea del Sur de fluoruro de hidrógeno de alta pureza, un gas utilizado en la fabricación de semiconductores. Las crecientes tensiones entre China y Estados Unidos amenazan con bifurcar aún más los ecosistemas tecnológicos globales.

Estos "comodines" están en gran medida fuera del control de los ejecutivos de tecnología, pero las empresas pueden tomar medidas pragmáticas para protegerse contra la escasez de chips y las innumerables interrupciones en las cadenas de suministro de productos electrónicos que se avecinan.

Bain & Company recomienda que las compañías tecnológicas diseñen productos con una capacidad de recuperación flexible y midan los riesgos con regularidad.


“Las mejores empresas evalúan de forma proactiva y continua los riesgos en toda su cadena de suministro”, comentó Anne Hoecker, socia y directora del área de Tecnología de América de la firma. “Por ello, es muy importante perfeccionar los productos para aumentar su resistencia, de ser posible desde las primeras etapas del desarrollo del producto y antes de que se produzca una interrupción del suministro”.


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