En un mundo dominado históricamente por los hombres, las emprendedoras están emergiendo con fuerza. Pero más del 35% de las empresarias enfrentaron prejuicios de género y reciben un 5% menos de financiación que sus pares masculinos.
El crecimiento exponencial de las empresarias en Estados Unidos es verdaderamente asombroso. De tan solo 402.000 negocios liderados por mujeres en 1972, hoy en día existen 12,3 millones de empresas de propiedad femenina. Este aumento espectacular, que representa un crecimiento de más del 3.000%, refleja la creciente determinación de las mujeres por forjar su propio destino y dejar una huella indeleble en el mundo empresarial.
A nivel global, el 43% de los emprendedores son mujeres, de acuerdo a un informe de TechReport. Sin embargo, a pesar de estos avances, persisten desigualdades que deben ser abordadas. Más del 35% de las empresarias han enfrentado prejuicios de género al intentar acceder a financiamiento, lo que ha dificultado su camino al éxito. De hecho, las empresarias exitosas suelen recibir un 5% menos de financiación que sus homólogos masculinos.
Uno de los grupos más destacados dentro de la comunidad empresarial femenina son las mujeres entre los 40 y 59 años, quienes representan el 62% del total de empresarias. Esta franja etaria cuenta con una mayor experiencia, formación académica sólida, ya que el 80% tiene un título universitario, y redes de contactos consolidadas, lo que les ha permitido superar los retos y consolidar sus negocios. En contraste, solo el 30% de las empresas son propiedad de mujeres menores de 40 años.
El éxito de las emprendedoras no solo se limita a las pequeñas empresas. En el primer semestre de 2019, 10 compañías propiedad de mujeres alcanzaron el estatus de "unicornio", valoradas en más de 1.000 millones de dólares, y para finales de ese año, otras 11 se sumaron a esta exclusiva lista.
A pesar de estos logros, persisten desafíos financieros significativos. Según los datos de TechReport, el 88% de las empresas propiedad de mujeres generan ingresos anuales inferiores a 100.000 dólares, y solo el 1,7% supera el millón de dólares en ingresos. Además, las mujeres suelen solicitar financiación inicial más baja que los hombres, con una diferencia promedio de US$35.000 menos, lo que puede limitar el crecimiento de sus empresas. También tienden a pedir aumentos salariales más bajos en entornos corporativos.
Sin embargo, las estadísticas también revelan que las empresarias son más propensas a generar mayores retornos de inversión que sus contrapartes masculinas. Los inversores obtienen un 63% más de rendimiento al respaldar empresas lideradas por mujeres, lo que debería servir como un poderoso incentivo para fomentar la igualdad de oportunidades en el acceso al capital.
Otro dato destacable es que el 62% de las mujeres empresarias dependen exclusivamente de sus negocios para subsistir, lo que subraya la importancia de su éxito empresarial. Además, solo el 25% solicita financiación al inicio de su empresa, lo que puede dificultar su crecimiento.
A medida que más mujeres se adentran en sectores tradicionalmente dominados por hombres, como la construcción, la administración de servicios, la industria y la gestión de residuos, están demostrando su capacidad para destacar en cualquier ámbito. Aunque solo el 13% de las empresas en estas áreas son propiedad de mujeres, este porcentaje está aumentando constantemente.
En cuanto a las diferencias de género, tanto hombres como mujeres tienen una probabilidad del 32% de iniciar y operar un negocio, lo que demuestra que ambos géneros comparten el mismo espíritu emprendedor. Sin embargo, las mujeres parecen tener más éxito en el crowdsourcing o financiación colectiva, con una tasa de éxito del 69,5% frente al 61,4% de los hombres. Además, las mujeres obtuvieron un promedio de U$39.000 en préstamos empresariales en 2020, en comparación con los US$44.000 de los hombres.
Otro aspecto interesante es que el 26% de las empresarias reportaron sentirse más estresadas después de iniciar su propio negocio, incluyendo a un tercio que sufría de insomnio por temor al fracaso. Las mujeres tienden a ser más pesimistas que los hombres en cuanto al crecimiento de las ventas, ganancias y ingresos de sus empresas.
Más allá de las cifras, el impacto de las mujeres emprendedoras va más allá de lo económico. Están sirviendo como modelos a seguir para las generaciones futuras, inspirando a otras mujeres a perseguir sus sueños empresariales y desafiando los estereotipos de género. Su éxito está contribuyendo a crear una sociedad más equitativa e inclusiva, donde el talento y la determinación sean los únicos factores que importen.
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