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El rol de la inteligencia artificial en la transición hacia energías renovables

La adopción de dicha tecnología permite gestionar grandes volúmenes de datos en tiempo real, mejorando la eficiencia en el uso de energía solar y eólica.


La transición energética, impulsada por la necesidad de cumplir los compromisos del Acuerdo de París 2015, exige una transformación profunda hacia una matriz energética más diversificada y sostenible. Este reto global se traduce en la adopción de energías renovables y la electrificación de los sectores productivos, donde la tecnología emerge como un factor clave para acelerar este proceso.


En América Latina, la transición ya está en marcha. Países como Chile, Perú y Bolivia se destacan en la integración de energías renovables, con un progreso significativo en electrificación. Según Roberto Lepin, director de Servicios Cluster Andino Sur en Schneider Electric, Chile lidera en la cantidad de generadoras renovables no convencionales, y tanto Perú como Bolivia impulsan proyectos clave en la región. Sin embargo, consolidar estos avances requiere una integración más sólida de tecnologías emergentes que optimicen la eficiencia y fomenten el uso de energías limpias.


La IA y la digitalización aparecen como componentes esenciales para alcanzar los objetivos de descarbonización. Víctor Paredes, director de Power System Cluster Andino Sur de Schneider Electric, sostiene que la combinación de digitalización y electrificación es la clave para lograr una transición energética efectiva. La digitalización permite optimizar los procesos de generación, transmisión y consumo de energía, y la adopción de IA promete acelerar este proceso, ofreciendo soluciones que mejoren la eficiencia en el uso de recursos renovables como la energía solar y eólica.


El rol de la IA en este contexto es multifacético. Según estudios recientes, esta tecnología podría facilitar el cumplimiento de una amplia mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente aquellos relacionados con el medio ambiente. La misma permite no solo una mejor gestión de los recursos energéticos, sino que también optimiza la infraestructura eléctrica, mejorando su disponibilidad y sostenibilidad. Lepin subraya cómo la IA es capaz de aprender y adaptarse, impulsando la creación de nuevos procesos y tecnologías que aumentan la eficiencia energética.


Además, la capacidad de la IA para procesar grandes volúmenes de datos en tiempo real es fundamental para gestionar redes eléctricas más complejas y optimizadas. Esto es esencial en un escenario donde la rapidez en la toma de decisiones y la disponibilidad de información son vitales para garantizar un suministro energético estable y eficiente. En palabras de Lepin, la IA se posiciona como la mejor herramienta para enfrentar los desafíos energéticos actuales, permitiendo redes más inteligentes y sostenibles.


La adopción temprana de estas tecnologías no solo es crucial para avanzar en la transición energética, sino que también marca una diferencia competitiva en el mercado. Como señala Paredes, ser pioneros en la implementación de estas soluciones tecnológicas puede motivar a otras compañías a seguir el mismo camino, creando un efecto dominó en la industria. Este enfoque colaborativo, basado en la innovación tecnológica, es lo que permitirá que más empresas se sumen a la transición hacia un futuro energético más limpio y sostenible.


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