Controlar la digital footprint requiere conciencia activa y toma de decisiones informada para proteger la privacidad y seguridad en línea.
La huella digital, un concepto que se ha arraigado firmemente en nuestra era digital, abarca una gama diversa de datos personales que, juntos, moldean un perfil completo de nuestra actividad en línea. Desde información pública hasta datos generados por uno mismo y aquellos compartidos por terceros, nuestra huella digital está constantemente en desarrollo, capturando cada interacción y contribuyendo a la construcción de una identidad virtual.
Es esencial comprender la importancia de prestar atención a nuestra huella digital, ya que puede ser utilizada por cibercriminales con propósitos maliciosos, desde el robo de identidad hasta el fraude. Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica, destaca la facilidad con la que los cibercriminales pueden reconstruir una imagen detallada de nuestros hábitos diarios utilizando la información disponible en línea.
Esta vulnerabilidad no solo compromete nuestra privacidad digital, sino que también puede poner en peligro nuestra seguridad física, ya que incluso pequeños detalles pueden ser aprovechados para acceder a contraseñas u otra información sensible.
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La dark web, un mercado clandestino de datos personales y sensibles, agrega otra capa de riesgo a nuestra huella digital, donde incluso los menores de edad pueden convertirse en víctimas. Sin embargo, más allá del cibercrimen, nuestra huella digital también puede influir en nuestra reputación digital, siendo revisada por empleadores, instituciones educativas y otras entidades antes de tomar decisiones importantes, como contrataciones o admisiones.
Para mitigar estos riesgos y controlar nuestra huella digital, es fundamental adoptar buenas prácticas. ESET recomienda limitar la cantidad de información que compartimos en línea, desde datos personales hasta detalles financieros, y buscar activamente la eliminación de información no deseada. Además, el uso de herramientas como VPNs para enmascarar la dirección IP y la verificación regular de las aplicaciones utilizadas pueden contribuir a una menor exposición en línea.
En última instancia, tener el control de nuestros datos requiere una conciencia activa y una toma de decisiones informada. Si bien puede ser difícil eliminar por completo nuestra huella digital, especialmente en un entorno donde la presencia en línea es casi inevitable, cada paso hacia la reducción de la información disponible es crucial para proteger nuestra privacidad y seguridad en línea. Como señala Gutiérrez Amaya, se trata de avanzar en la dirección correcta y tomar medidas proactivas para salvaguardar nuestra identidad digital.
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