La adopción de IA depende menos de la tecnología y más de quién confía en ella
- Malka Mekler
- hace 19 minutos
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El Edelman Trust Barometer 2025 muestra que el entusiasmo por la IA se multiplica cuando los usuarios reciben formación, perciben estabilidad laboral y experimentan beneficios reales, mientras persisten amplias brechas entre países, industrias e ingresos.

La confianza se ha convertido en la variable más determinante para el ritmo de adopción de la inteligencia artificial, especialmente ahora que la tecnología empieza a influir en decisiones complejas, tareas profesionales y dinámicas laborales. El uso de modelos avanzados, desde sistemas generativos hasta plataformas agentivas, está creando un escenario donde la aceptación social depende tanto del desempeño técnico como de la percepción de beneficio y riesgo. Según el estudio 2025 Edelman Trust Barometer Flash Poll: Trust and Artificial Intelligence at a Crossroads, la opinión global sobre la IA atraviesa un punto crítico: la población reconoce su potencial, pero la confianza avanza a un ritmo desigual que condiciona su implementación.
El sondeo, realizado en Brasil, China, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, evidencia que la adopción no solo varía entre países, sino también entre sectores, niveles socioeconómicos y generaciones. Las diferencias no se explican únicamente por acceso tecnológico, sino por percepciones sobre autonomía, seguridad laboral, transparencia y utilidad real de la IA.
Quienes han experimentado beneficios directos tienden a confiar más; quienes perciben inseguridad o falta de información, se muestran reticentes. Este contraste define el tono global del estudio y permite identificar patrones que serán clave en la evolución de la tecnología durante los próximos años.
A continuación se presentan los 10 hallazgos principales del estudio, los elementos más consistentes y comparables entre mercados, que ayudan a entender cómo está cambiando la relación entre las personas y la inteligencia artificial:
La seguridad laboral impulsa la aceptación de la IA: Las personas que sienten estabilidad frente a la automatización son mucho más propensas a adoptar IA que quienes perciben riesgo de reemplazo.
La confianza crece cuando la IA ayuda a entender información compleja: Cuando la tecnología facilita la comprensión de temas difíciles, la confianza aumenta entre 30 y 45 puntos según el país.
Existe mayor entusiasmo cuando la IA se interpreta como herramienta de apoyo, no de sustitución: Los empleados muestran más apertura si creen que la IA eleva la productividad y si reciben formación adecuada.
La confianza es el motor del salto hacia la IA agentiva: Quienes confían en la IA son hasta seis veces más proclives a delegar tareas críticas (finanzas, salud, compras importantes).
La confianza determina la adopción general de IA: En todos los mercados, los niveles de uso se disparan entre quienes confían en la tecnología frente a quienes la desconfían
El mapa global está dividido en aceptación: China y Brasil muestran mayor entusiasmo, mientras que Alemania, Reino Unido y Estados Unidos presentan altos niveles de resistencia.
La brecha económica marca la percepción sobre el futuro: Los grupos de menor ingreso temen quedar atrás en la transición tecnológica, un patrón que también se ve en clases medias y altas en EE. UU.
Los pares son más creíbles que los líderes: “Alguien como yo”, amigos y familiares generan mayor confianza en temas de IA que ejecutivos, reguladores o figuras públicas.
El uso laboral de IA se dispara en mercados emergentes y se estanca en desarrollados: Brasil y China lideran el uso semanal, mientras que Alemania, Reino Unido y EE. UU. avanzan con mayor cautela.
Las diferencias entre industrias son profundas: Los sectores tecnológicos y financieros lideran la adopción, mientras que transporte, alimentación y educación muestran mayor resistencia.
El estudio concluye que el avance de la IA no depende únicamente de innovación o capacidad técnica, sino del equilibrio entre beneficios reales, transparencia, acceso a formación y percepción de justicia tecnológica. La confianza se vuelve así el elemento estructural para la siguiente fase de adopción, en la que los sistemas agentivos operarán de forma más autónoma y cercana a la vida cotidiana.
La transición, según Edelman, será más fluida en la medida en que los usuarios experimenten resultados positivos, cuenten con acompañamiento y sientan que la tecnología está diseñada para empoderar, no desplazar.
