La inteligencia artificial genera más ansiedad que entusiasmo entre los estadounidenses
- Malka Mekler
- hace 2 horas
- 3 Min. de lectura
Un nuevo estudio del Pew Research Center revela que la mayoría teme que la IA debilite la creatividad y las relaciones humanas, aunque acepta su uso en tareas científicas y analíticas.

La expansión de la inteligencia artificial en la vida cotidiana está generando más inquietud que entusiasmo entre los ciudadanos estadounidenses. Aunque muchos reconocen su utilidad para tareas analíticas o repetitivas, prevalece el temor de que la tecnología esté debilitando la creatividad, las relaciones humanas y la capacidad de pensar de forma independiente. Así lo revela un nuevo estudio del Pew Research Center, que analizó las percepciones de más de 5.000 adultos en Estados Unidos sobre el impacto de la IA en las personas y la sociedad.
El informe muestra que uno de cada dos estadounidenses (50%) se declara más preocupado que emocionado por el aumento del uso de la inteligencia artificial, una cifra que creció significativamente desde 2021. Apenas un 10% dice sentirse más entusiasmado que preocupado, mientras que el resto mantiene una postura ambivalente. Detrás de ese escepticismo, la principal preocupación es la erosión de las habilidades humanas, tanto intelectuales como emocionales, en un entorno cada vez más automatizado.
La mayoría considera que la IA empeorará la capacidad de las personas para pensar de manera creativa (53%) y formar vínculos significativos (50%), mientras que solo una minoría confía en que estas habilidades mejoren con la tecnología. Sin embargo, el panorama cambia cuando se trata de eficiencia: un 29% cree que la IA puede potenciar la resolución de problemas, aunque un porcentaje mayor (38%) teme el efecto contrario.
Aun con estas reservas, el público estadounidense no rechaza del todo el uso de sistemas inteligentes. De hecho, tres de cada cuatro personas están dispuestas a dejar que la IA les asista en tareas diarias, como la organización de horarios o el análisis de información. Pero cuando se trata de temas personales, la postura es clara, la mayoría no desea que la IA intervenga en decisiones como la elección de pareja o la orientación religiosa, aunque sí acepta su papel en áreas técnicas o científicas, como la predicción meteorológica (74%), la detección de fraudes financieros (70%) o el desarrollo de nuevos medicamentos (66%).
Otro hallazgo relevante es la preocupación por la autenticidad del contenido digital. El 76% de los encuestados considera esencial poder distinguir si una imagen, video o texto fue creado por una persona o por una IA, pero más de la mitad admite no sentirse capaz de hacerlo. Esta brecha entre la percepción y la capacidad de detección refleja el desafío de transparencia tecnológica que acompaña la era de la generación automática de contenido.
El estudio también evidencia diferencias generacionales. Los adultos menores de 30 años son los más familiarizados con la IA, un 62% asegura haber leído o escuchado mucho sobre ella, pero también los más críticos, más del 60% cree que el uso creciente de estas herramientas hará que las personas sean menos creativas y menos capaces de construir relaciones profundas.
En conjunto, el informe de Pew muestra un contraste nítido, mientras la inteligencia artificial avanza en velocidad, precisión y adopción, la confianza de los estadounidenses en su impacto humano aún no despega. La sociedad parece dispuesta a convivir con la automatización, pero exige más control, transparencia y límites claros sobre el papel que esta tecnología debe tener en la vida diaria.
