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Malka Mekler

Ley de Moore: la predicción de hace 59 años que marca el ritmo de la industria

Desde las computadoras de habitación hasta los relojes inteligentes, la Ley de Moore ha llevado a una evolución tecnológica sin precedentes. A medida que nos adentramos en la "Siliconomía", su influencia en nuestras vidas es innegable, con un futuro que promete aún más innovación.


Por Ronny Ramírez, gerente de Operaciones Global para diseño de procesadores gráficos de Intel

Casi seis décadas han pasado desde que Gordon Moore hizo su famosa predicción sobre el crecimiento exponencial de la capacidad de los microchips. Este emblemático principio proyectó un futuro donde los microchips duplicarían su capacidad cada dos años. Su impacto no se limitó únicamente al aumento de la potencia de procesamiento de los componentes, sino que también abarcó su tamaño, costo y eficiencia energética.


Todos hemos visto materializada esta visión: dispositivos cada vez más pequeños y poderosos. Cada nueva generación de microchips supera a la anterior en rendimiento y eficiencia, impulsando una evolución tecnológica constante.


Pasamos de las enormes computadoras de la década de 1940 que ocupaban una habitación entera a los ordenadores portátiles ultra delgados, relojes inteligentes, autos de conducción autónoma e inteligencia artificial viniendo a resolver y agilizar muchas de las necesidades de la humanidad.


Sin duda alguna, la tecnología nunca fue más importante para la humanidad de lo que es ahora. Todo se está volviendo digital, y esta transición fue habilitada por la industria de semiconductores y su crecimiento exponencial.


Hoy estamos inmersos en una era habilitada por el poder del silicio, a la que Pat Gelsinger, CEO de Intel, denominó como “Siliconomía”. Este elemento, esencial en la composición de los procesadores, es la columna vertebral de nuestra economía global digital. Los chips son indispensables en una amplia gama de aplicaciones, desde el control de los semáforos que regulan el tránsito hasta el funcionamiento de sofisticados equipos médicos. Esto es solo posible gracias la miniaturización de los componentes.


Han pasado 59 años desde su promulgación, sí, pero la Ley de Moore sigue rigiendo nuestras vidas. Hoy, gracias a ella, vivimos una democratización de la inteligencia artificial, porque se consiguió desarrollar unidades de procesamiento neural (NPU por sus siglas en inglés) de un tamaño lo suficientemente pequeño como para integrar esa IA en los dispositivos de los consumidores, como el procesador de una computadora portátil o de un celular.


En las últimas décadas, algunos expertos postularon que la industria había llegado a un punto en el que mantener el ritmo de la Ley de Moore ya no era posible, pero la realidad es que, durante más de 50 años, los ingenieros han innovado continuamente para integrar cada vez más transistores en chips cada vez más pequeños y mantener el ritmo de la predicción. Las proyecciones indican que nos dirigimos hacia la incorporación de nada menos que un billón de transistores en un solo paquete durante la próxima década.


“El futuro de la electrónica integrada es una puerta hacia horizontes infinitos de innovación y avance tecnológico”. Cuando Gordon Moore pronunció estas palabras en 1965, poco podría haber imaginado el impacto monumental que tendrían en la sociedad moderna. Desde entonces, su influencia se extiende a todas las esferas de nuestra vida, cada avance tecnológico es un testimonio de cómo la Ley de Moore sigue vigente.


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