Por Albert Paredes, CEO de SoftwareCraft.
En mis más de 20 años liderando proyectos para empresas norteamericanas en Costa Rica y otros países de Latinoamérica (nearshoring), he aprendido cuáles son aquellas virtudes que los ingenieros ticos tienen y que más aprecian las compañías extranjeras.
En primer lugar, diría que en Costa Rica encontramos expertos en distintas tecnologías altamente demandadas. El país cuenta con buenas universidades que preparan muy bien a los nuevos ingenieros. Entre ellas, el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), considerado por muchos como el MIT de Latinoamérica.
De hecho, en SoftwareCraft, en este momento, estamos a cargo del proceso de reclutamiento y supervisión de al menos 25 ingenieros para cubrir distintas posiciones en RVO Health, conglomerado empresarial especializado en la salud del consumidor.
La compañía requiere, por ejemplo, ingenieros full-stack; ingenieros UI/UX front-end y back-end; expertos en ingeniería de Datos, Ciencias de Datos y Análisis de Datos; y desarrolladores de aplicaciones para sistemas Android y iOS.
No obstante, considerando que, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), para 2030 el 80% de los trabajos a nivel mundial serán en carreras relacionadas con la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, es fundamental que Costa Rica tome la batuta y se esfuerce para que más jóvenes – hombres y mujeres – decidan estudiar Ingeniería de Software, entre otras carreras STEM, donde sí encontrarán empleos bien remunerados.
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Al respecto, leí que, según la asociación de la industria de tecnología de la computación CompTIA, los desarrolladores e ingenieros de software son los puestos más demandados por las empresas, con más de 115.000 ofertas de empleo en todo Estados Unidos. Le siguen los especialistas en soporte de TI, los gestores de proyectos de TI, los ingenieros y arquitectos de sistemas, y los ingenieros y arquitectos de redes.
Otro aspecto clave de Costa Rica es que sus ingenieros generalmente tienen un buen manejo del inglés que les permite comunicarse con fluidez con los ejecutivos de las empresas norteamericanas.
Y finalmente, pero igual de importante, es el hecho de que la cultura del ingeniero tico es muy parecida a la del estadounidense. Tienen actitud de aprendizaje, saben trabajar en equipo, cuentan con experiencia en ambientes de desarrollo ágiles y su trabajo está enfocado en metas y resultados, no en tareas. Esto gracias a la gran trayectoria de empresas como Intel o IBM en el país, por mencionar algunas.
Ahora bien, decir que las empresas estadounidenses “aman” contratar ingenieros costarricenses puede resultar confuso cuando, desde hace unas semanas, ciertas compañías grandes han dejado ir mucho talento tico, incluyendo ingenieros de software.
Si bien los despidos cuasi masivos pueden atemorizar a algunos, me atrevería a decir que es una recalibración natural del mercado tras la pandemia del COVID-19, donde posiblemente se sobrecontrató ingenieros para atender la demanda temporal de ciertos servicios ante el aumento de la virtualidad.
Todos recordamos que durante la implementación de medidas anticontagio, como el cierre de comercios, el confinamiento y la cuarentena, los consumidores transformaron sus hábitos generando un aumento exponencial en el uso de plataformas para reuniones virtuales, e-commerce, redes sociales y aplicaciones de streaming.
Es cierto que algunos de esos hábitos permanecerán, pero no en igual medida que cuando no podíamos salir de casa ni socializar con otros sin una pantalla de por medio.
Ahora bien, si queremos ser empresarios y profesionales visionarios, debemos entender que el hecho de que algunas grandes compañías o marcas despidan ingenieros de software puede representar una gran oportunidad para que Costa Rica explote su potencial emprendedor y nazcan nuevos startups que brinden soluciones innovadoras y creativas ante los retos de la vida moderna.
Aunque, desde mi punto de vista, tras esta recalibración, la tendencia de contratar en Costa Rica va a seguir en alza por la calidad de los ingenieros más la disposición de trabajar remotamente.
El work from home es un beneficio que los ingenieros ya dan por sentado, y ofrece la posibilidad a las empresas de contratar a los mejores independientemente de donde vivan.
Definitivamente, Costa Rica se puede beneficiar de esta tendencia a favor de la globalización del equipo humano; donde ya no estamos amarrados a una zona geográfica específica para trabajar en grandes compañías de Silicon Valley.
Es así como miles de usuarios norteamericanos terminarán utilizando aplicaciones, programas o plataformas desarrollados por cerebros costarricenses en las montañas de Heredia o Cartago.
En resumen, es verdad que el mercado laboral de las TI seguirá creciendo y que se está dando un cambio radical en el sector tecnológico gracias al trabajo 100% remoto, pero si Costa Rica quiere seguir siendo elegida por empresas extranjeras en su estrategia de nearshoring no puede dormirse en los laureles. Esas virtudes del talento ingenieril costarricense deben cuidarse y mejorarse cada día más.
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