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Redacción IT NOW

IA y privacidad: lo que las grandes tecnológicas no nos dicen sobre el uso de nuestros datos

En un mundo cada vez más dominado por la inteligencia artificial, las big tech están alimentando sus sistemas con cantidades masivas de datos personales. Sin embargo, el control sobre cómo se usa esta información sigue siendo opaco y limitado para los usuarios. ¿Estamos realmente conscientes de lo que sucede con nuestra información?


La inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados y, con ella, la recolección masiva de datos. Desde publicaciones en redes sociales hasta las interacciones que tenemos con asistentes virtuales, las empresas están recopilando y utilizando nuestra información personal para entrenar sus modelos generativos. Sin embargo, lo que debería ser una práctica transparente está, en muchos casos, envuelto en un silencio preocupante.


Los sistemas de IA necesitan ingentes cantidades de datos para aprender y mejorar. Esto ha desatado una carrera entre las principales compañías tecnológicas, que utilizan información proveniente de múltiples fuentes, a veces sin el consentimiento explícito de los usuarios. En algunos países y regiones, existen regulaciones como la Ley de Privacidad de California en EE.UU. o el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) en la Unión Europea, que obligan a las empresas a informar a los usuarios sobre el uso de sus datos. Sin embargo, estas normas no son universales y varían significativamente.


Cuando se trata de los datos que compartimos, algunas compañías ofrecen a los usuarios la opción de aceptar (opt-in) o rechazar (opt-out) el uso de su información para entrenamiento de IA. Meta, la empresa matriz de Facebook e Instagram, permite a los usuarios europeos y brasileños optar por no participar, pero los usuarios en otras regiones carecen de esta opción. Para la mayoría de nosotros, cualquier dato compartido públicamente en estas plataformas puede ser utilizado para entrenar sistemas de IA sin nuestro consentimiento.


Algunas empresas han despertado controversia al modificar sus términos de uso. Adobe, por ejemplo, causó preocupación al sugerir que podría usar los datos de sus clientes empresariales para entrenar sus sistemas de IA generativa. La empresa rápidamente aclaró que no utilizaría dicha información, pero el episodio ilustra la desconfianza creciente hacia las prácticas de recolección de datos.


Por otro lado, Apple ha adoptado una postura de privacidad más estricta, prometiendo procesar los datos personales en el propio dispositivo de los usuarios, con la opción de enviar datos a la nube de manera privada. Microsoft, en cambio, aún enfrenta desafíos con el uso de datos en su función Copilot+, que preserva capturas de pantalla que pueden contener información confidencial. Aunque ofrece opciones para desactivar esta función, sigue siendo un tema controvertido.


Meta es un caso especial en esta historia. Con una base de usuarios que supera los 500 millones mensuales, su sistema de IA, Meta AI, ha crecido rápidamente gracias al uso de datos personales. Meta permite que cualquier contenido compartido de manera pública en Facebook e Instagram se utilice para entrenar su IA, incluso conversaciones y fotos capturadas con gafas Ray-Ban inteligentes, según detalló Axios.


La IA de Meta ya está creando contenido, resumiendo comentarios y generando imágenes basadas en fotos reales de los usuarios. Pero las implicaciones son profundas: a medida que la IA de Meta evoluciona, también lo hace la capacidad de personalizar el contenido, en un esfuerzo por incrementar la participación y, potencialmente, monetizar esta información con anuncios aún más personalizados.


La nueva frontera de la privacidad

La realidad es que los usuarios de plataformas gratuitas y basadas en publicidad tienen pocas opciones para proteger sus datos. La IA ha añadido un valor inmenso a la información que compartimos y, aunque algunas empresas como Meta y OpenAI están adoptando medidas para permitir a los usuarios eliminar datos, estas políticas suelen estar limitadas a ciertas interacciones.


Este auge de la IA también nos obliga a reconsiderar cómo compartimos nuestra información. ¿Estamos dispuestos a que nuestras fotos y mensajes sean la "comida" de sistemas que nos mostrarán contenido aún más personalizado? Con el crecimiento de la IA generativa, es fundamental que se establezcan normas claras que definan los derechos de los usuarios y que cada empresa sea transparente sobre sus prácticas de recolección de datos.


Hoy, más que nunca, los usuarios tienen el derecho de exigir transparencia y control sobre su información personal. La batalla por la privacidad en la era de la inteligencia artificial apenas comienza, y dependerá de cada uno de nosotros hacer valer nuestros derechos.


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