El multimillonario se habría contactado con exinvestigadores de inteligencia artificial de Google con la intención de montar un laboratorio propio. Musk fue cofundador de OpenAI, creadora del revolucionario chatbot, pero se fue de la empresa y ahora la critica.
Elon Musk se puso en contacto en las últimas semanas con investigadores de inteligencia artificial (IA) con el objetivo de crear una alternativa a ChatGPT, el chatbot desarrollado por OpenAI.
Según lo reportado por medios como The Informer y CNET, el CEO de Tesla se reunió con Igor Babuschkin, un investigador de inteligencia artificial que trabajó anteriormente en DeepMind AI de Alphabet (Google). La intención es elaborar un laboratorio de investigación, aunque el proyecto aún se encuentra en las primeras etapas y no hay planes concretos para elaborar productos.
Hay que recordar que Musk cofundó OpenAI en 2015 junto a Sam Altman, a cargo de la aceleradora de startups Y Combinator, y se desempeñó como presidente hasta 2018, cuando renunció. Desde entonces, Musk terminó sus vínculos con OpenAI y hasta se manifestó crítico del rumbo que tomó la compañía tras su salida.
Vea también: Errores, pérdidas y torpezas: Google la pasa mal en su intento de responder a ChatGPT y Microsoft
"OpenAI se creó como una empresa sin fines de lucro de fuente abierta (por eso la llamé "Open") para servir como contrapeso de Google, pero ahora se ha convertido en una compañía cerrada que busca maximizar ganancias controlada por Microsoft. No es lo que pretendía en absoluto", publicó en un tuit a mediados de febrero.
No está determinado cómo y de qué manera el multimillonario podría reingresar al mercado de la IA, pero productos en esta área podrían ser aplicados de diversas formas en sus distintas empresas, desde los autos eléctricos hasta el robot humanoide que está desarrollando en Tesla.
Desde la rotunda aparición pública de ChatGPT, se aceleró la carrera para expandir el uso de la inteligencia artificial. La aplicación de OpenAI, que ya está siendo integrada por el buscador Bing de Microsoft, y la aparición de competidores como Bard, de Google, tienen el potencial de cambiar la forma en que buscamos, creamos e interactuamos en línea con la información.